domingo, 18 de mayo de 2014

PUERTA DE LO NUEVO inspira ETERNO RETORNO

Vamos a llamar a la puerta poética por una esencial cuestión a dilucidar entre lo que puede recibirse como nuevo para el carácter y el devenir de uno mismo, y aquello que se reitera como constante de nuestro carácter inevitable o de aquello que suplanta su vacío: ser víctima de la invasión de la fraseología y sugestividad del ambiente circundante.





En un célebre artículo donde Walter Benjamin discute la correlación que clásicamente se hace entre "Destino y carácter" (Angelus Novus, Comares, Granada 2004) introduce un cita crucial de Nietzsche: 


"Quien tiene carácter
tiene también una experiencia
que siempre vuelve"

También de "decisiva" la calificó Rafael Sánchez Ferlosio en su célebre discurso por el Premio Cervantes de 2004, titulado por aquel referente: "Carácter y destino".

Pero, paradójico resulta que ante la aparente evidencia de un eterno retorno de la experiencia significada en el carácter, vamos a descubrir un bucle liberador.


Dice Benjamin en el referido artículo: " La felicidad es la que desvincula al feliz del engranaje de los destinos y la red de lo propio".

Y concluye Sánchez Ferlosio: "La sin par naturaleza de Don  Quijote estaba en ser un personaje de carácter cuyo carácter consistía en querer ser un personaje de destino... El ser personaje de destino es la obra de su carácter; pero eso, lejos de disminuir su condición de personaje de carácter, la confirma y reduplica".

                       

Efectivamente, en ambos autores hay una reivindicación significativa de la "felicidad" ("gluck" en alemán, también "fortuna") o desventura feliz como advenimiento de lo nuevo, personal y liberador que sustrae del destino fatal (p.ej. de una historia social que arrasa con lo individual), a la vez que reincorpora un eterno retorno más singular y rico como experiencia singular de lo propio.

¿Que hay en esta paradoja que nos fascina?

Como analiza Gershom Scholem a propósito de los misterios de su amigo Benjamin, se trata del "conflicto en el que se une el extasis de lo único, de lo nuevo, de lo aún no vivido, con el júbilo de lo reiterado, del volver a terner, de lo vivido" (cita del último en Los nombres de Walter Benjamin, Minima Trotta, Madrid 2004, pág. 90).

Y concluye Scholem al respecto: "Al camino del ángel hacia el futuro de lo todavía no vivido y nuevo corresponde probablemente una expectativa de felicidad que sólo puede ser satisfecha en el camino de regreso a casa, el cual atraviesa de nuevo lo que ya se ha vivido. Y lo nuevo, que únicamente cabe esperar en el camino de regreso a casa, consiste sólo en llevar consigo a un nuevo ser humano hacia su origen".

Tan poéticas palabras concurren en la evocación del fascinante e inspirador atractivo que para Benjamin tuvo el dibujo del "Angelus Novus" de Klee.

                              

Pero más allá de su célebre y profética IX Tesis sobre Filosofía de la Historia, lo que nos interesa aquí, como al premio Cervantes de 2004, es su vínculo con la libertad personal, y así el propio Benjamin, en aquel primer artículo concluía, que "el rasgo de carácter no es tanto el nudo de la red, sino el sol del individuo en el cielo incoloro (anónimo) del hombre, que arroja la sombra de la acción cómica".

Aunque, como dice Ferlosio, la historieta sea algo de sensación instantánea, nuestro elusión de la pesadez de la idea genial, para hacerla vital, lo hemos de hacer residir en otros dibujos simbólicos.



Nuestro enviado filosófico había llamado a lo que pareciera un puerta cualquiera y a la pregunta enigmática y mágica de la misma “¿Quién es?”, responde “Corto Maltés. Abandono esta historia de “Sirat Al Bundiqiyyah” -Fábula de Venecia- y pido entrar en otra historia, en otro lugar



Esta "Fábula" la concluye Pratt con el genio veneciano“En Venecia hay tres lugares mágicos y secretos: uno en la ‘Calle del amor de los amigos’, otro cerca del ‘Puente de las maravillas’ y otro en la ‘Calle dei marrani’, cerca de San Geremia, en el viejo Ghetto. Cuando los venecianos -algunas veces son malteses- se cansan de las autoridades, van a esos lugares secretos y, tras abrir las puertas al fondo de esos patios, se van para siempre hacia países maravillosos y hacia otras historias

El misterio de la novedad parece haber alcanzado a Corto, pero a los que quedamos en la realidad hemos de seguir buscando esas puertas angélicas que nos descubran cómo hacer de nuestro carácter una imaginación poética generadora de la necesaria renovación del amor por la ventura dentro del eterno retorno a casa.

miércoles, 7 de mayo de 2014

"DECIR PROPIO" bajo SENTIMIENTO INDIVIDUAL

Desde joven no deja de seducirme el siguiente aforismo de Georg Christoph Lichthemberg como una poesía vital muy necesaria:


"La gente expresaría de otra forma
hasta las cosas más comunes y generales
si supiera seguir su propio sentimiento individual"


Como apunta la antología Breviario de Aforismos (Círculo de Lectores, 2000, págs. 38-39) tal pasaje y sus precedentes vendrían a desarrollar la máxima de Horacio (Arte poética, v. 128) "Dificile est proprie communia dicere" cuya traducción literal sería "es difícil decir de forma personal lo que es de dominio público".


Pero ello siempre me ha interrogado acerca de cómo sustraernos a unas opiniones generalizadas por las tertulias públicas o los medios de comunicación que proporcionan una terminología tan contagiosa que suelen suplantar nuestro auténtico sentimiento ante lo que experimentamos.

Es decir, saber llegar a nuestra forma propia y personal de sentir la realidad, sin acudir a las fórmulas manidas que tan recurrentemente se nos suministra desde la mundanidad más ruidosa, es una conquista fundamental para salvaguardar un curso vital marcado por un conocimiento directo y no enmascarado de uno mismo.

El distingo no deja de ser sumamente difícil, porque sustraerse de lo generalizado provoca soledad, cuando no rechazo exterior, pues con facilidad se discrepa o matiza desde una perspectiva independiente.

Ese pasaje veneciano es famoso por los suspiros de quienes eran encarcelados por las autoridades, y el "decir común" nos arrastra muchas veces a prisiones del sentido propio.


Ha de buscarse aquel "ángel personal" en que resida el mensajero de lo que se siente individualmente como propio, más allá de esta traviesa representación de este dibujo de la conocida serie de Paul Klee, ilustrando reflexiones como las que han propiciado para Walter Benjamin o Massimo Cacciari (por cierto, este último Alcalde de Venecia en varias ocasiones).