martes, 27 de enero de 2015

DIALOGO frente a SEMINARIO filosófico COLECTIVO experimento

Como partícipe de ambas experiencias de debate filosófico-vivencial vengo a confesar una simpatía mayor por los "diálogos" de aficionados que por los Seminarios académicos.



Los famosos Tetrarcas de la Basílica de San Marcos de Venecia reflejan un gobierno colectivo, que en la unidad del abrazo de sus miembros refuerzan su autoridad.

La imagen ilustra lo que puede ser la importancia de un pensamiento colectivo que se forma en el diálogo que sirve para acercar o aunar las diferentes perspectivas.

Esta es una utopía social que defiende con hondura uno de los físicos y pensadores más eminentes de nuestro tiempo, cual es David Bohm en unos conocidos cursos que propugnaban unos especiales diálogos y cuyas tesis se recogen en el libro "SOBRE EL DIALOGO"  (Edición a cargo de Lee Nichol, Kairos, 2012).

                                          

Ahí defiende nuestro sabio que "el diálogo es el modo colectivo de abrirnos a todos los juicios y todas las creencias", confesando en particular:


Creo que existe la posibilidad
de que tenga lugar 
una transformación en la naturaleza
 de la conciencia, 
tanto a nivel individual
como a nivel colectivo,
posibilidad que depende,
en gran medida, del diálogo.
(Ob. cit. pág. 81)

En verdad el autor emplaza a comunidades dialogantes muy particulares pero su pretensión no es conducir a ninguna trascendencia, toda vez que advierte que "nuestro objetivo, si queremos llamarlo así, es comunicarnos de manera coherente" (pág. 43).

No es poca cosa ello a tenor de lo habitual de las discusiones.

                            Madrid Critical Thinking Meetup @ Inpe Instituto de Postgrado de Estudios Españoles e Internacionales | Madrid | Comunidad de Madrid | España

Desde diversas plataformas se están divulgando estos círculos de diálogo, también llamado del Critical Thinking, con una dimensión de apertura colectiva digno de elogio y hasta de entusiasmo.

Su búsqueda de la mera participación permite observar las perspectivas de otros, desde la variedad de posturas que pueden esgrimirse cuando se trata de expresar algo propio, más allá de lo que suena socialmente.

Puede desesperar en un principio la dispersión y falta de coherencia en el avance de temas incluso básicos, pero el esfuerzo de reconducción colectiva y de buena fe (a veces con moderadores, pero se tiende a prescindir de ellos) puede llevar a la recompensa de mayor entendimiento.

                             

También los círculos más acedémicos abren sus "Seminarios" de ponencias de interés a un debate público, pero aquí parece más una búsqueda de la erudición o la complacencia del profesor que observa y elogia, que algo que se comparte como ideas abiertas.

Con excepciones honrosas de auténtico vuelo de inteligencia que admira y hasta abunda poéticamente (http://filosofandopoemasvitales.blogspot.com.es/2014/06/instante-linea-horizonte-entre-dos.html), en general parece esperarse más la loa del profesor que una explicación de ideas, que se anclan a lo repetitivo por no querer experimentar con la palabra más allá de lo que ata el dogma académico.

Sin duda es defendible que estas ideas académicas no deban sin más abrirse en un debate, pero la falta de vuelo se produce por la presencia de un censor-profesor al cual teme el ponente que aplaste su ocurrencia.

Son contextos diferentes, pero incluso en este último, en la medida que se someten a una exposición pública, debieran flexibilizar su carácter a la búsqueda de la experimentación.




Experimentar la alteridad individual dentro del colectivo, en aras de una coherencia plural, supone avanzar hacia un mejor entendimiento y la progresión de ideas en común, las cuales no debieran nunca cerrarse a la pura erudición académica, sin dejar de alabar su necesaria defensa como lo que parte de lo más estudiado en las páginas de la bibliografía.

miércoles, 7 de enero de 2015

DYLAN THOMAS y la muerte no tendrá señorío SOLARIS GINSBERG

Revisitar una película que no me acabó de satisfacer en el pasado pero cuyo eco novelístico convocaba su encuentro en otro estado sentimental, puede traer una intensa sorpresa poemática escondida en su tejido argumental.




La versión de Soderbergh de la célebre novela SOLARIS (que comenté en http://lecturasentrelazadas.blogspot.com.es/2014_08_01_archive.html) introduce un inspirador poema de DYLAN THOMAS como elemento crucial de su perspectiva y así ahonda en el gran debate vital de sus dos protagonistas.



La poderosa dicción del doblador español de George Clooney sobre la imagen perturbadora de Natascha McElhone, en un comienzo y final perfil de azul cósmico (la preocupada "visitante" de Solaris), acotando el rojo pasional de la persona recordada en los instantes previos a su suicidio, mientras toma el libro del poeta y sus "preparados" médicos, eleva la escena a un climax de fuerte significación.

Parece como si el director y/o guionista utilizaran ese poema para centrar su versión cinematográfica precisamente en  tal elemento, ajeno pero tan concomitante en su penetración espiritual, lo que también está presente en la aclamada y clásica versión de Andrei Tarkovski donde pretenden asomarse más abstractamente otras temáticas.

  

Representa la experiencia de la "visitante" de Solaris una vívida segunda oportunidad para recuperar el sentido de una relación amorosa.

Más en su integridad, y en la versión traducida por Elizabeth Azcona Cranwell en campodemaniobras.blogspot.com.es, el poema de DYLAN THOMAS dice así:


Y la muerte no tendrá dominio.
Los hombres desnudos han de ser uno solo
con el hombre en el viento y la luna poniente;
cuando sus huesos queden limpios
y los limpios huesos se dispersen,
ellos tendrán estrellas en el codo y en el pie;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar de nuevo surgirán,
aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Los que hace tiempo yacen
bajo los dédalos del mar no han de morir entre los vientos,
retorcidos de angustia cuando los nervios cedan,
atados a una rueda no serán destrozados;
la fe, en sus manos, ha de partirse en dos,
y habrán de traspasarles los males unicornes;
rotos todos los cabos, ellos no estallarán.
Y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Y las gaviotas no gritarán en los oídos
ni romperán las olas sonoras en las playas;
donde alentó una flor, otra flor tal vez nunca
levante su cabeza a los embates de la lluvia;
y aunque ellos estén locos y totalmente muertos
sus cabezas martillearán en las margaritas;
irrumpirán al sol hasta que el sol sucumba,
y la muerte no tendrá dominio.
                                                  

Estremecedor debate sentimental que ahonda en las resistencias a nuestra humana escena final que convoca otro conocido poema del mismo autor:


NO ENTRES DOCILMENTE EN ESA NOCHE QUIETA
No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.
Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,
porque sus palabras no ensartaron relámpagos
no entran dócilmente en esa noche quieta.
Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo
con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera
y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino
no entran dócilmente en esa noche quieta.
Los solemnes, cercanos a la muerte,
que ven con mirada deslumbrante
cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse
y arder como meteoros
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo
maldice, bendice, que yo ahora imploro
con la vehemencia de tus lágrimas.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Los poemas se vitalizan convocando otros poemas (de igual traductora) como es el caso del de Allen Ginsberg:


CANCIÓN
El peso del mundo es el amor.
Debajo de la carga
                  de la soledad,
debajo de la carga
            de la insatisfacción
                                        el peso,
el peso que llevamos
                         es el amor.
¿Quién lo puede negar?
      En sueños
               toca el cuerpo,
en los pensamientos
   construye
         un milagro,
 en la imaginación
             se angustia
                     hasta nacer humano-
mira desde el corazón
        ardiendo de pureza-
porque el peso del mundo
                                   es el amor,
pero llevamos la carga
con agotamiento,
y así es que debemos descansar
en los brazos del amor
al fin,
debemos descansar en los brazos
            del amor.
No hay descanso
         sin amor,
no hay sueño
            sin sueños de amor-
estés loco o tiritando
obsesionado con ángeles
                               o máquinas,
el último deseo
                      es amor
-no puede ser amargo,
                      no puede negarse,
no lo podemos retener
si se niega:
su carga es demasiado pesada
            -debe dar sin recibir
        como el pensamiento
se da en soledad
con toda la excelencia
                        de su exceso.
Los cuerpos cálidos
                   brillan juntos
                             en la oscuridad,
la mano se mueve
        al centro
            de la carne,
la piel tiembla
            de felicidad
y el alma viene alegre al ojo-
sí, sí,
            eso es lo que quería,
lo que siempre quise,
lo que siempre quise,
                             regresar
al cuerpo
            en donde nací.

                                                

Un regreso corporal a uno mismo y a todo cuanto vivimos en el entorno querido, que aparece "contactado", en un momento de tan humana esperanza de resurrección, por la pareja protagonista de la novela y las películas que evocamos.

Milagro que nada como la poesía convoca vitalmente.