domingo, 15 de junio de 2014

INSTANTE línea HORIZONTE entre DOS ETERNIDAES

Una poética conferencia en el Seminario Nietzsche Complutense del Prof. Julián Santos Guerrero, el pasado 29 de mayo de 2014 en EL MATADERO de Madrid, sobre el "pensamiento más abismal" del "eterno retorno" (De la visión y el enigma, III, Así habló Zaratustra) comenzaba con la descripción de un paisaje desde un barco:


El abismo marino debajo,
y sobre él un cielo azul infinito,
que se junta con el mar allí, en esa línea,
en la línea lejana que ahora, en este instante,
bordea un sol que comienza a hundirse.

Por supuesto evoca idealmente una idea nietzscheana, pero, además unió en mi recuerdo muchas líneas de horizonte divisadas en Venecia ...

Isola de San Michele, cementerio de Venecia

... Y un poema de Rimbaud que nos mete de lleno en la temática debatida: 

La he vuelto a encontrar.
¿Qué? La eternidad.
Es el mar huído
al tiempo que el sol.


Este poeta "vidente" paseó horizontes de grandeza y de miseria vislumbrando revelaciones del infinito.

Verlaine y Rimbaud por Londres, Les Manuscrites, Editions Textuel 2012
Bajo tal videncia y regresando a nuestro paseo en barco o en relato, tenemos a Zaratustra dispuesto a lanzarnos su pensamiento más abismal:

Esa calle larga, hacia atrás: 
dura una eternidad.
Y esa calle larga hacia adelante,
es otra eternidad.
Se contraponen esos caminos
chocan derechamente de cabeza: 
-y aquí en este portón, es donde convergen.
El nombre del portón está escrito
arriba: "Instante"
Y esa araña que se arrastra con lentitud
a la luz de la luna,
y yo y tú cuchicheando ambos juntos
a este portón, cuchicheando de cosas eternas
-no tenemos todos nosotros que haber existido ya?
-y venir de nuevo y correr por aquella otra calle,
hacia delante, delante de nosotros,
por esa larga, horrenda calle
-¿no tenemos que retornar eternamente?

Y encontraba el Prof. Santos una necesidad de rotura, interrupción de esa contraposición:

Cuando se está así entre dos, se está en verdad
más solitario que cuando ese está solo
(no estamos ni con nosotros mismos)
Diferencia, interrupción, sin relación,
como condición de la repetición.
No hay interrupción sin repetición
y a la inversa.
...
La tesis del Eterno Retorno es una derivada
de la implicación del azar en el devenir,
de la no contradicción entre azar y necesidad.
La clave que abre la comprensión de la tesis
es precisamente la fracción, la escisión:
la finitud interrumpida de lo que se da,
y que, justamente por esa indeterminación radical
de su límite ontológico, se hace infinito.
...
Un origen roto y repetido,
siempre actuante en cada corte,
en cada abismo, en cada instante.

                                     

Necesitamos un salvoconducto entre dos eternidades, aunque posiblemente en el instante esté la eternidad que hace de lo nuevo un vida con porvenir amado por su misma repetición.

Siempre he pensado que se hace horroroso este pensamiento de Zaratustra porque ve al hombre como el burro de noria que tiene como eternidad el mismo camino delante y detrás, pero sin dejar de tener mucho de verdad, la diferencia humana puede encontrarse en esa capacidad de interrupción que da el instante eterno.

Como  el que dibujó con entusiasmo nuestro poeta vidente:


En las noches azules de verano iré por las cañadas
picoteado por el trigo, pisando la hierba quebradiza;
soñador, sentiré el frío en mis pies.
Dejaré que el viento moje mi cabeza desnuda.

No hablaré, no pensaré en nada:
pero el amor infinito sobrecogerá mi alma,
me iré lejos, muy lejos, como un bohemio,
por el campo, tan feliz como en compañía de una mujer.

¿Seremos capaces de abrir tanto el espíritu?

sábado, 14 de junio de 2014

IDEA PRIMERA de ALEIXANDRE y W.STEVENS

El poemario inaugural de nuestro Nobel Vicente Aleixandre, "ÁMBITO" (1924-1928), contiene un poema titulado "IDEA" de hondo calado filosófico:


Hay un temblor de aguas en la frente.
Y va emergiendo, exacta,
la limpia imagen, pensamiento,
marino casco, barca.
Arriba ideas en bandada,
albeantes. Pero abajo la intacta
nave secreta surge,
de un fondo submarino
botado invento, gracia.
Un momento detiene
su firmeza balanceada
en la suave plenitud de la onda.
Polariza los hilos de los vientos
en su mastil agudo,
y los rasga
de un tirón violento, mar afuera,
inflamada de marcha,
de ciencia, de victoria.
Hasta el confín externo -la lengua-,
cuchilla que la exime
de su marina entraña,
y del total paisaje, profundo y retrasado,
la desgarra.

Es fascinante tal surgimiento de la "nave secreta", cómo "polariza" el exterior y particularmente hipnotiza ese desgarro interior del "total paisaje, profundo y retrasado".

Quedan en lo profundo unas luces que no afloran al decir del habla o del pensamiento.


Esta imagen de reverberación y alejamiento en las profundidades de un paisaje profundo evoca uno de los enigmas más inseparables de la persona: lo que no se dice en el decir, o no se llega a pensar siquiera en el pensar, pero que está latente en el mismo, como un neutro desconocido y ausente.

Pero ahora deseo mantener la mirada poemática recordando a otro filosófico poeta y abogado, cual fue Wallace Stevens, invocando como un oráculo su IV poema del apartado "Debe ser abstracta" de sus "Notas para una ficción suprema":

                              


La primera idea no fue nuestra. Adán
en el Edén era el padre de Descartes
y Eva ventilaba el espejo de sí misma,
el de sus hijos y sus hijas. Se encontraban
en el cielo como en una vidriera; una segunda tierra;
y en la tierra misma encontraron una espacio verde
—los habitantes de un bellísimo verdor.
Pero la primera idea no era dar forma a las nubes
imitándolas. Las nubes nos precedían
hubo un centro barroso antes de que respiráramos.
Hubo un mito antes de que el mito comenzara,
venerable y articulado y completo.
De aquí surge el poema: de que vivimos en un lugar
que no es nuestro y, más aún, ni somos nosotros
y es duro, a pesar de los días majestuosos.
Somos los imitadores. Las nubes son pedagogas.
El aire no es un espejo sino un tablero de circuitos,
backstage oscuro y brillante, trágico clarosocuro
y el cómico color de la rosa, en la que
instrumentos abismales suenan como los pitidos
de los amplios significados que les añadimos.


(Versión de Silvia Camerotto, de 1-6-2011, en campodemaniobras.blogspot.com.es)

Y recordemos que el mismo poeta nos pone sobre la pista de su conexión con la imaginación en otros versos como los siguientes:

Dentro de sus lindes vitales, en la mente,
decimos: Dios y la imaginación son uno...
(Soliloquio del amante interior
Auroras de Otoño)

Soy el ángel necesario de la tierra
puesto que en mi visión la tierra se vuelve a ver
(Ángel en torno al ciudadano)

El poema renueva la vida para que compartamos,
por un momento, la primera idea
(Notas para una ficción suprema)

Abismales ideas que buscan siempre lo nuevo entre los pliegues de nuestro lenguaje, nuestra intuición o nuestra imginación, revelación o gracia.


           

Dijo Stevens que, por ello, la poesía ayuda a vivir (El Ángel Necesario. Ensayos sobre la realidad y la imaginación, Visor 1994).